martes, 11 de abril de 2023

La Trinidad del Ser


Ayer estuve en un evento en la ciudad. Observando la gente y analizando. Reflexionando, profundizando… ¿Por qué no cambiamos? Sólo lo hacemos en el mundo exterior, tecnológicamente quizás, pero por dentro, estamos igual o peor. ¿Qué nos ata? ¿Qué tememos? ¿Por qué estamos atrapados en este anillo temporal? Sólo puedo encontrar una verdad. Única y auténtica. Hasta que no asimilemos nuestra sombra, a nivel de individuo y a nivel de colectivo, estaremos condenados a revivir un bucle que se repetirá eternamente, una y otra vez. Y aquí se volverán a repetir las mismas patologías, en otro tiempo. Incluso este tiempo otra vez. Atrapados en una fase de no evolución. Fase primitiva, violenta y no creativa, pues hasta las creaciones en este tiempo tienen un sentido comercial, no de avance y mejora. Seguiremos mucho tiempo en este ciclo. Sin embargo, creo en la Voluntad de Poder, como concepto profundo, y algún día superaremos esta fase. Hasta que no asimilemos los aspectos psicológicos no habrá nada que hacer en el plano material. Lo que hasta ahora hemos hecho no nos ha hecho mejorar o avanzar más allá del exterior. Falta el plano interior. Ahora comprendo esta verdad.

     Ha ocurrido un doble desdoblamiento de la identidad del Yo. Ahora se piensa en el desdoblamiento tecnológico como si fuera el único. Ese que separa el yo del mundo material, en el que “interactuamos” físicamente, del yo digital “digital self” —esto es la imagen o identidad que hemos creado online y damos en el Internet de todas las cosas y las redes sociales, lo que también se llama promoción del autoconcepto—. Pero no se ha reflexionado profundamente sobre esto, ya que ocurrió un desdoblamiento anterior, mucho antes, y que grandes pensadores como Nietzsche o grandes psiquiatras como Jung, advirtieron. El desdoblamiento que separó al Yo Interior —para mí, el verdadero Yo, lo que realmente somos, nuestra potencialidad como Ser (La Clave Ontológica), y que se manifiesta en el mundo de los sueños y la creatividad, por ejemplo—, de ese otro yo del plano material que antes he mencionado y se ha desdoblado nuevamente en el digital self. Por esto he llamado a este concepto, La Trinidad del Ser. Pues han ocurrido Dos Saltos, separándonos de nuestra esencia en Tres Niveles. Así llevamos inmersos en un proceso de alejamiento de nosotros mismos, ocultándonos en capas de “monstruosa irrealidad”; en otras palabras: siendo otra cosa y no lo que somos. Silenciamos lo que llevamos dentro, poniendo mucha fuerza para ocultarlo y negarlo —de aquí se explican tantas enfermedades del espíritu por así llamarlo, entre ellas, depresiones y otras patologías, que abundan en la sociedad moderna—. Hoy es difícil saber quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Más aún, por esa ruptura con el Verdadero Yo. Esto se ha definido y explicado de diferentes formas a lo largo de la historia: como proceso de desnaturalizacióndomesticacióndeshumanización, debilitamiento del espíritu humano… etcétera. Pero lo evidente, es que esta dinámica se está agudizando. Puede llevarnos a la pérdida total de la identidad, ahora que, en el Internet de todas las cosas, se ha creado un nuevo universo paralelo y virtual, al que ya teníamos anteriormente en el plano físico. Igualmente de falso y virtual, pues en este último, a su vez, se huía de ese Yo o plano más profundo. Así, hemos saltado de simulación en simulación, de realidad virtual a realidad virtual, en saltos mortales, para ser en cada plano algo diferente a lo que realmente somos por dentro. Y temo, que, con el yo digital, no volvamos a encontrarnos, saber quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.

     Las ciudades de tecnología y luces relampagueantes, hologramas y edificios que tocan el cielo, son parte de ese ciclo y los acontecimientos de pandemias, guerras y dolor que se están sucediendo, todos sabíamos que iban a pasar, y volverán a pasar. Los gobiernos son los únicos que no lo vieron y tampoco quisieron ver. Muchas personas ya se han ido espiritualmente. Sólo una reconciliación, desde el punto de vista de la psique, puede integrar a los dos polos. También existe un adoctrinamiento desde siempre y no sólo en los nacionalismos. Lo veo todos los días, a todas horas, desde padres hasta instituciones. Te hacen ser un individuo para que cumplas las expectativas de un sistema u otro, y lo hacen por innumerables presiones, conscientes e inconscientes.  Pero no he visto todavía, que por fin no se aplique ese adoctrinamiento para que nos desarrollemos completamente, seamos nosotros mismos y mejores humanos. Llegará el día, y ya os digo, que en ese día ya no habrá religiones, banderas, nacionalismos, tanto odio y energía gastados en mentiras, sino más bien en la pura creatividad, oteando hacia horizontes más lejanos. Esa es la condición humana, desde que salimos de las praderas del Rift Valley en África, mirando a las estrellas, y eso no era para ser zombies que miran pantallas, compran cosas, derrochan y se niegan a vivir. El espíritu del humano es creador, es pionero, es explorador; y eso no lo pueden ocultar mucho más tiempo nuestros mediocres y oscuros líderes políticos, con sus insulsos seguidores, todos. Habrá guerras, grandes conmociones naturales y humanas, pero estoy convencido de que llegará ese nuevo humano un día y, mirará atrás riéndose de esta fase de fracaso y estupidez; y ese nuevo humano, probablemente, ya se encuentre de viaje a nuevos mundos, con la lección aprendida: el Verdadero Dios era la Naturaleza antes de destruirla, y los verdaderos principios, la Voluntad de Poder y la búsqueda de la libertad. La mayoría de los hombres buscan un líder justo, se conforman con poco, otros buscan la libertad. Quizás esto último es atrevido, un sueño, una ilusión, y con la fuerte irrupción de la inteligencia artificial que estamos viendo ya, no seamos más que el eslabón de un proceso evolutivo, desde lo orgánico a lo inorgánico. Espero que esto último no suceda, y que aquel puente o cuerda tendida que vio el mismísimo Nietzsche, desde el humano al Übermensch, fuera esa transformación espiritual hacia algo mejor que los humanos, y no hacia meros algoritmos, robots o procesadores de datos.

 

Escrito en abril de 2017 y revisado y actualizado hoy (11/04/2023) por J. S. Santiago




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