sábado, 8 de julio de 2017

El arte ha muerto y nosotros lo hemos matado

La música, los libros, el cine, el arte de hoy. Todos son decadentes. Tienen una muchedumbre de adeptos incondicionales, con un gusto muy vago que defienden el arte de hoy, sosteniendo eso que del tiempo pasado siempre fue mejor es una mentira que les hace reír. Sin embargo, están completamente equivocados en este aspecto. El arte de antes si era arte ¿hoy? No hay apenas pasión en el arte y el artista, hay excepciones, pero no en esos iconos que son seguidos por masas enteras. Yo me refiero a ese tipo de arte, el actual. Música vacía que no nace del alma o el sentimiento verdadero, sino por ser éxito de ventas. Libros con contenidos vacuos, insulsos que hablan de una nada entretenida, que la gente admira y devora. Nunca podrán ser comparadas esas obras, con la de esos grandes autores que pintaban con palabras sus dolores más verdaderos y profundos, nacidos de las mismas vísceras, sin miedo a su tiempo, pues en aquel entonces escribir tales cosas, podía ser mortal, según que ideología estuviera al poder. Escribían poemas de puño y letra, a corazón abierto. Hoy simplemente hay repulsión vomitiva barata, fácil de leer y vender. El cine, más de lo mismo, aunque aún peor. Si alguno de esos directores visionarios levantara cabeza desde sus tumbas, del sofocón morirían súbitamente de nuevo, al ver como se ha prostituido el séptimo arte. Menuda burla son esos artistas de hoy.
    Todo son productos con los que se comercia. Ya no es arte. Pues el arte, ni se compra ni se vende. Es un lenguaje universal, como el del amor. La expresión más profunda del ser, ese fuego que arde en el humano y en todo atisbo de vida. Pero andan confundidos, mezclan las cosas y peor aún, no saben que significa esa gran palabra: amor; la mayor inspiración del arte. Confunden el amor romántico que se vende en las novelas baratas de hoy, de enamorados alocados que actúan por impulsos estúpidos y no verdaderos, con el auténtico AMOR, en mayúsculas, que no es estúpido, sino sabio, eterno, poderoso, es más , la única verdad que existe. Tanto, que quien sabe bien qué significa esta gran palabra, sabe que eso significa la vida y el universo, y esta es la esencia del arte.


    Ahora parecemos máquinas que consumen cosas artificiosas. Por eso es tan artificial y superficial el arte de hoy. Tampoco hay pasión en el artista, igual que el deportista. Como el futbolista actual, para el que valora el arte que antes se solía ver en un campo de fútbol. Ahora son maniquíes mercenarios, sin corazón, que se arrastran por el campo tras su enorme ego estético y de cáscara, pero no hay nada en su interior. Irónicamente son los que gozan de más éxito y galardones en la historia. Eso dice mucho de la generación de hoy. Lo mismo ocurre con el cantante, el actor, el autor...con todos. Sólo hay firmas, publicidad, contratos millonarios, multinacionales y corporaciones. Una broma terrible a la creatividad y esencia humana; y al arte como la mayor expresión de esta fuente profunda, arraigada en nuestro pasado ancestral, bien incrustado en el espíritu humano, ahora ignorada y despreciada. Esos rebaños hipócritas de hoy, adeptos a modas absurdas y pasajeras, no tienen ni la remota idea de lo qué es y significa el arte. Superfluos, eso son y eso es lo que crean hoy día. Su gusto es decadente, más aún, es horrible. Ya no hay una pureza y elegancia por el verdadero arte. Este está sucumbiendo, ha muerto y nosotros lo hemos matado. Seremos recordados como la generación que ha asesinado al arte. Nietzsche dijo lo mismo sobre Dios en su tiempo, en cambio, nuestro tiempo se simbolizará por esto.

Para terminar, pido hacer un esfuerzo, recordar de dónde venimos y cual es el viaje del humano, cuando los primeros artistas pintaron en oscuras cuevas, iluminadas por flamantes llamas, que resplandecían en las sombras abismales. O esculpían la pura roca, todos sentimientos llevados a cabo, desde su interior hacía el exterior. Representando su amor a la vida y esa conexión con Gaia, hoy perdida. La figura femenina diosa de la fertilidad, las rocas mirando a las estrellas en alineaciones imposibles, los bisontes de Altamira, nuestros ancestros con arcos y flechas, en su aventura nómada en la búsqueda de sus misterios. Para intentar descubrir que se ocultaba bajo los astros en la fría noche de los tiempos. Recordar a esos que vinieron después, con las grandes tragedias y mitos, padres y madres de la sociedad moderna actual. Miremos a los siglos pasados, generadores de los creadores de la música actual, pintores profetas y escritores que desafiaban al mismo tiempo. Leamos una vez más algunos de sus apellidos, que han hecho grande nuestro viaje sideral, para recordarlos: Da Vinci, Picasso, Kubric, Lorca, Camarón, Mozart, Dostoevskij, Camus, Morrison, Hesse, Homero, Cohen, Buñuel, Cervantes...entre muchos. Como todos aquellos artistas sin nombre que la historia se ha olvidado, pioneros de los que vinieron después, a todos los que sus nombres no serán recordados, pero de su brillo y su chispa nacieron las nuevos artes. Y de todos esos artistas que aún hoy día nos acompañan y pese a los obstáculos, las trabas y los desprecios insolentes de la sociedad de hoy, siguen inmersos el la vigorosa corriente vital del arte creativo y la inspiración de la vida.



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