martes, 21 de abril de 2015

Mediterráneo: Los no nacidos



Cuántos serán los no nacidos a causa de esa bestia terrible que recibe el nombre del Mar Mediterráneo. Pero no nos confundamos, quién es el monstruo realmente, es él o nosotros mismos. Este precioso pequeño océano, a veces hostil e inhóspito, otras bello y pacífico, se ha ido cobrando incontables vidas. Sueños rotos y cercenados para siempre. Esperanzas acabadas en el fondo abisal. Familias quebradas en el llanto eterno. Amigos que no volvieron. Amantes perdidos para siempre. Padres y madres desaparecidos en las frías y oscuras aguas de la noche. Niños que jamás crecerán. Huérfanos, que su única compañía era la soledad, de los que nunca nadie sabrá su historia. Vidas que no se vivirán. Ni tan siquiera tendrán una tumba para su descanso eterno, donde ser recordadas. 
     Cada año el Mar Mediterráneo se cobra su cupo de muertes. Miles y miles de personas. Cuántas historias que nunca se conocerán. Un problema que la gente no parece importarle. Pero hagamos una reflexión por un instante. Un análisis de conciencia...Apaguemos un momento el programa de tele-basura diario, dejemos de pesar en el último modelo que Iphone venderá, o en la ropa que voy a llevar en la próxima fiesta...y pensemos unos segundos...Qué habrán sentido esas 700 vidas cuando fueron expirando una a una, en la gélida agua del basto y nostálgico mar. Los últimos latidos del corazón de cada una de esas personas que yacen ahora en el fondo del gran azul, antes de quedar con la mirada al infinito, antes de que sus ojos se apagasen para siempre. Para algunos seguramente fue la primera vez que vieron el mar, que ironías tiene la vida y, otros muchos no sabrían ni nadar. Dejen de wasapear por un par de minutos e imaginen como se sentiría esa multitud ahogándose o muriendo de puro frío. 700 almas apagándose simultáneamente. Intentando mantenerse a flote o calientes mientras la ayuda que esperaban no llegaría. Agitar de brazos, gritos y llantos ante la llegada de la tan temida parca. Sufrimiento infernal, mientras una a una estas personas va atravesando poco a poco la laguna estigia. Caronte guiaba la misma barca, esa donde viajaban por un sueño llamado Europa, negado por un inmenso egoísmo humano y una dañina ignorancia.
     Ahora, después de esta reflexión, piensa en lo que tenemos. Y antes de hacer la más mínima mención o desprecio a alguna de esas personas que se ve obligada a migrar, piensa en lo que tiene que sentir dentro del corazón, alguien que lo deja todo a la vez que lo arriesga, poniendo su vida en peligro, simplemente por tener una oportunidad de vida mejor, negada desde su nacimiento para sostener el cómodo regazo de occidente. De nuevo te pido un par de minutos...valora por un lapso lo que tenemos...un techo que nos cobija y bastante confortable, ropa cálida y cómoda con la que vestir, agua caliente con la que podemos darnos un placentero baño y un plato de comida tres veces al día cada día del año, y simplemente estoy mencionando lo más básico, pero piensa bien en ello. Viviendo sin esa preocupación, de no saber si mañana podrás ni tan siquiera dar un sorbo de agua, comer un pellizco de pan, vestir prenda alguna y ni mucho menos dormir bajo un techo seguro. Piensa en cada inhalación de aire puro y limpio que tenemos el privilegio de tomar cada día, el placer de poder caminar y correr libremente sin la amenaza de una de esas armas que fabrican nuestros gobiernos para enriquecerse, piensa en esa libertad de poder conducir un coche e ir a donde nos plazca, piensa en esa enorme comodidad tecnológica de poder coger un avión e ir hasta la otra punta del mundo si te lo propones, piensa en ese acceso a la sanidad y a la educación que cada persona tiene aquí en nuestros adormecidos países europeos. Y luego piensa en esos niños que no saben lo que es un libro, que ni siquiera podrán tener ese derecho y privilegio de aprender y ser educados para un futuro mejor. Piensa en esas familias que no tienen ninguna medicina para poder curar a sus pequeños de un leve resfriado. Piensa en esas gentes que lloran y nadie va en su auxilio. Allí no existen niños mimados o sobre protegidos, como lo que he visto cada día en occidente. Solo la dura y sórdida realidad. No hay planes, solo el momento, supervivencia. Aún así, cuando estas gentes ríen lo hacen de verdad y no como las falsas risas que me puedo encontrar paseando por las calles de la "civilizada" y "moderna" España o Europa. Donde la gente parece tenerlo todo y más aún y, no saben lo que es la verdadera felicidad, solo conocen la total dependencia a un sistema que es un hábil y sutil asesino, enmascarado en mil millones de artículos que usted puede comprar en una de esas cadenas o franquicias que posee uno de esos magnates multimillonarios, los mismos que crean el terrorismo o las guerras para asegurase los próximos siglos de mercado. Pues solo saben vender, miedo y artículos fútiles. Vender solo por poder, la historia más antigua del ser humano.
    Se estrella un avión, o algún loco hace un ataque terrorista en esos trozos de tierra que se suelen representar con falsas banderas y que llamamos naciones del "primer mundo" y la sociedad se traumatiza. Pero nos roban la intimidad, la privacidad y la libertad de expresión a diario y no sucede nada. La gente sigue sentada en el cómodo sofá, asustada y atiborrándose de comida rápida, a la vez que se pierde toda esa cultura que había sido trasmitida por nuestros antepasados. Y cuando son esas otras personas, de esos otros países, las que mueren cada día ¿qué sucede? Nada. Ni preocupación, ni miedo, ni sentimiento alguno. Acaso, ¿valen más unas vidas que otras? O es solo un síntoma más de una sociedad enferma y espero que no de muerte.  
     Una vez reflexionado todo esto. Espero que ahora valoremos más lo que tenemos y que seamos más justos a la hora de actuar y de hablar. Más conscientes y menos ignorantes ante la verdad. Y esta es que miles de personas mueren cada día por guerras olvidadas, hambre crónica, pobreza generalizada y enfermedades impuestas, todas causadas por los mismos que dirigen nuestros mal llamados "países del primer mundo", para que nosotros podamos lucir las nuevas zapatillas de moda o comernos una hamburguesa extra gigante con doble de patatas.  Todas las injusticias de este mundo están sosteniendo ahora mismo el modelo de vida del consumismo, el mismo de las modas absurdas, el que nos vende el modelo de comprar, usar y tirar, el mismo que cree en el crecimiento infinito en un planeta con recursos finitos. La mayor y más estúpida de las utopías. 
Quiero aclarar que escribiendo esto, no pretendo dar ejemplo, yo me incluyo en el mismo saco. Tampoco mi intención es que volvamos a la edad de piedra, simplemente, ser más coherentes, responsables y conscientes de lo que nos rodea, pues ese es el único camino a la felicidad, ya que mi felicidad al menos se basa, en la felicidad de las personas que me rodean. No vengo a pedir que se haga una cruzada contra el capitalismo, pero si que al menos cambiemos lo más cercano. Mejorar lo que tenemos más a mano.
     Como un amigo me dijo "pensar en global y actuar en local". Espero al menos, que estas palabras puedan remover conciencias. 

Que la lucha cultural abra brecha...

No hay comentarios:

Publicar un comentario