martes, 11 de abril de 2017

El Secreto del Grial


¿Cuál es el secreto que se oculta en el santo Grial? El mito de Excalibur y el rey Arturo. Sin duda, uno de los mitos más ricos y con un mensaje más profundo. Los mitos, como el arte, tienen el poder de comunicarse con el alma. Son un lenguaje oculto pero poderoso, como la música que te habla de cosas que no sabías que estaban dentro de ti aguardando. No tenemos las palabras exactas que puedan explicarlo, pero si sentirlo y esta es la fuerza que también tiene el mito. Es un medio sanador como Jung nos mostraba en su obra. El caso del rey Arturo, Excalibur y el Santo Grial es especial, este mito representa la eterna renovación del hombre. Como el Sámsara hace en las culturas orientales. Arturo cuando descubre el engaño y la traición de las dos personas que más ama, en el momento de su máxima plenitud y esplendor, abandona Excalibur y se marcha a su trono. Donde pierde algo, olvida quién es y el secreto que guarda consigo. Y allí, en su retiro envejece. Triste, solo y decrépito. Su reinado también se marchita y está sucumbiendo a las mismas fuerzas oscuras que él. Como acto desesperado manda sus legendarios caballeros a perseguir el Santo Grial, como lo único que puede volver a traer la luz a su reino. Arturo un rey justo y noble, está agonizando. Merlín encarcelado por Morgana, la hermana bruja y hechicera de Arturo. Ya no puede ayudar a este en esa labor vital. Era el guía de Arturo. El que predijo su llegada, el profeta que auguraba la llegada del Rey y, su reinado de luz y esperanza. La profecía prometida. "Ha llegado el tiempo de los hombres", le decía a Arturo, como símbolo de que es en nosotros donde están las respuestas y somos nosotros los que debemos coger las riendas del destino.


     Encontrar el Grial es trabajo arduo, los años pasan sin éxito, mientras todo se va derrumbando. Cuando Perceval, el último de los caballeros vivo descubre el Grial, y el secreto que este esconde, tras caer a las aguas y desnudarse ante sí mismo, el ciclo puede completarse. Perceval da de beber del Grial a Arturo, quien comprende lo que había perdido, aquello caído en el olvido, que no es otra cosa que ya tenía dentro. Comprende que la tierra y él, son uno. Así vuelve a rejuvenecer y supera su estado senil y decrépito. Ha recuperado la fuerza vital que le permitirá perdonar a Lancelot y Guinevere, su mejor amigo y mujer, sus dos seres más queridos. Encuentra de nuevo su instrumento de poder, Excalibur, para librar la última batalla y vencer al “Dragón”, Mordred y su ejército oscuro que asola su reinado; su propio hijo incestuoso y bastardo. Concebido engañado por Morgana, su hermana hechicera, cuando Arturo se encontraba en su estado de debilidad. Así es como finalmente, Arturo vence antes de morir, y sus caballeros arrojan Excalibur para siempre en el fondo de un lago. El lugar al que pertenece.


    Este mito representa, esa eterna renovación interior como fuerza impulsora de la vida y la voluntad humana. Fuerza que cae en el olvido y debe ser traída de nuevo desde el inconsciente a lo consciente, para poder vencer a nuestros propios demonios, miedos y así salir victoriosos en la batalla final con el dragón. El camino iniciático hacia el encuentro con eso que una vez olvidamos y perdimos, el tesoro escondido, que ansía ser descubierto. Eso es lo que significa el Grial. Su contenido es la sangre de Cristo, que no es más que la fuerza vital que corre por las venas de todos y cada uno de nosotros. Y el secreto que esconde el Grial es el amor. La reafirmación de este en su sentido más amplio y profundo. Un sí a la vida, alto y fuerte, como decía Nietzsche: “hay que vivir plenamente sin cobardía”. Esto es lo que había olvidado Arturo. Por eso se debilita y se marchita, y al igual que él, lo hace todo su reinado, que representa la tierra, que no es más que la propia naturaleza. Pues el hombre y la Tierra son uno. Cuando enferma el humano también lo hace esta, que es su madre. El Arturo ya renovado supone el Dios venidero que propone Jung, el Übermensch de Nietzsche, el Cristo de los cristianos, el Dionisos griego u otros tantos dioses y mitologías con la misma estructura. Es el mensaje del amor a la vida y cuando lo olvidamos, se produce la enfermedad del espíritu y de la naturaleza. Por eso los problemas de hoy, por eso el humano anda enfermo y destruye el medio ambiente que lo rodea, que es su madre eterna. Lo que le ocurre a Arturo postrado en su trono, dejando que su alma y su reinado sea conquistado por las tinieblas y las fuerzas del mal.




    La afanosa y larga búsqueda del Grial, es el camino hacia ese legado que llevamos dentro, el interior de nuestro ser y ese mensaje escondido, el viaje hacía el sí-mismo que revela Jung. Arturo, es el héroe llamado a aceptar su destino, aunque la primera vez que empuña excalibur, como elegido negó su sino y ser rey.  Pero así es como termina construyendo la mesa redonda y Camelot; liderando los caballeros de la luz, como rey,  y levanta un reino de valores positivos a la vida: justicia, paz, verdad y amor. Los caballeros no solo defienden a Arturo, también a todo este reino (una vez más es la manifestación de que hombre y naturaleza son uno). Cuando Arturo pierde su fuerza vital, Camelot deja de relucir, los árboles se secan, se pierden las cosechas, desaparece el color de sus campos, el brillo de los bosques y el canto de las aves. Pues Arturo está unido a su reino, a la tierra que pertenece, a su madre la naturaleza. Si Arturo enferma, también lo hace la tierra.


    Cuando Arturo bebé del Grial, ha comprendido el tesoro que ocultamos, el que se guarda en él. La reafirmación de este Amor eterno, y así de la fuerza vital que lo mueve todo. Ese es el significado de todos los mitos. El mensaje del monomito, el héroe de las mil caras. Es la verdad que llevamos dentro y la negamos. Eso es el nihilismo que nos está matando. Por eso como Arturo, debemos volver a levantarnos del trono y combatir esa última lucha. Ha llegado el momento de recuperar lo perdido. Una vez recobrado ese impulso primigenio, puro y vigoroso; que lo llevó a construir Camelot y unir a los Caballeros más nobles, junto a la mesa redonda. Por eso a cada paso, vuelven a florecer los campos, la oscuridad que anegaba los valles desaparece y la luz vuelve a inundar los bosques. Las aves vuelven a cantar con un nuevo mensaje. El rey Arturo ha vuelto, renacido de sus cenizas. La curación del rey, supone también la curación de su reino. Esto inevitablemente, provoca la liberación del mago Merlín, encerrado por un largo tiempo debido a un hechizo de la malvada Morgana, que ha usado todo su poder para mantenerse bella y joven por fuera, mientras se pudría en su interior. Otro de los grandes mensajes de este rico mito. Merlín se aparece una vez más a Arturo y presagia su victoria final, bendecido por el mismo que lo guió desde su nacimiento.




    Finalmente, blande la espada por última vez, pues comprende que su poder no se albergaba en Excalibur, por eso manda ser arrojada al fondo del lago. Su poder estaba dentro de él mismo. Este lo perdió no al abandonar la espada, si no al negar el amor por la vida, el mismo que Guinevere y Lancelot se habían jurado a sus espaldas por miedo. Comprendió finalmente que esto era el Amor, aceptar esa pureza, esa verdad, pues el amor no pertenece a uno solo, sino a todos. Una vez superado este paso, Guinevere y Lancelot se perdonan así mismos y vuelven junto a Arturo, ayudándolo en su combate definitivo. Con fuerzas renovadas, el Arturo renacido, en el lance final, derrota a las fuerzas del mal, el dragón que siempre lo había esperado, nacido de su propia sangre, corrompido por su propia hermana, llevado al mal, dispuesto a aniquilarlo todo. Victorioso, acepta su único destino, muere habiendo conquistado su propia libertad y alcanzado la gran verdad escondida. Lo acepta una vez más, como ciclo eterno de vida, muerte y renovación.

    Gracias al mito artúrico, he comprendido lo qué significa Dios. Es todas las voces de lo que fuimos, y de lo que seremos, que albergamos en el fondo de nuestros corazones, por y para siempre. Toda la historia del universo, la que fue y la que será, todo lo que llamamos naturaleza, desde el árbol y sus bosques, hasta la mariposa que vuela libre, y eso podemos percibirlo, no es tan sólo un símbolo, un arquetipo antiguo, pues podemos sentir como nos rodea, nos envuelve y nos atraviesa. Por eso, vagamos perdidos, porque negamos esta fuerza única, una fuerza que no puede negarse. Eso es Dios, no los inventos de los hombres esclavos, que esclavizan y se dejan esclavizar, esos otros dioses son falsos ídolos esclavizadores. Esclavos sólo pueden crear dioses que esclavizan. El verdadero Dios está en la naturaleza y en nosotros. Dios ha muerto, lo matamos nosotros, pero volverá, como profetizó Jung. El Dios venidero. El mito de Arturo, como el resto de mitologías, el arte y los actos creadores son el medio, el lenguaje por el que se comunica esta poderosa fuerza vital, esa gran verdad que todos albergamos dentro, esperando a ser rescatada de las garras del Dragón. La asimilación de los opuestos, el sentido y el contrasentido que llevan al suprasentido, la superación de la contradicción ancestral en nuestras almas, el reencuentro con el Dios padre y la unión con él, el llamado Moksha, el sí-mismo, el Übermensch...Como diría Jung: “Hay un tesoro escondido dentro de nosotros esperando ser descubierto” Ahora, volvemos a preguntar ¿Cuál es el secreto que se oculta en el santo Grial?

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